Paseos nocturnos por Toledo (II)

Calles misteriosas

Cuando cae la noche en Toledo, el mejor plan es “perderse”  por las callejuelas y callejones. El silencio y las luces tenues de los faroles, que cuelgan de las fachadas de las casas, acogen a los viandantes que recorren estos estrechos y empedrados rincones cargados de historia y misterio.

No te puedes perder la leyenda del Callejón del Diablo. Se dice que un caballero cristiano que estaba enamorado de una bella judía acudió a una bruja llamada «La Diablesa» para que se deshiciera del pretendiente judío. Cuando la bruja, gracias a su arte, lo consiguió, el cristiano se casó con la hermosa judía. La misma noche de bodas, el cristiano y la bruja acudieron al callejón para saldar cuentas. En el momento que las monedas tocaron la mano de la bruja, ésta se desvaneció, produciendo un fuerte resplandor y un insoportable olor a azufre.

El Miradero

A pocos metros de la céntrica plaza de Zocodover se encuentra el paseo del Miradero. Un lugar muy querido por todos los toledanos por ser un espacio al aire libre, con jardines, donde se puede ir a pasear, leer un libro, tomar algo o simplemente disfrutar de unas maravillosas vistas de la vega del río Tajo y de la parte nueva de la ciudad. En sus inmediaciones se encuentra el Museo de Santa Cruz, el Palacio de Congresos «El Greco», diseñado por el arquitecto Rafael Moneo, y la terraza «El Miradero», al final del paseo.

Plaza de Zocodover

La plaza de Zocodover es uno de los lugares con más vida de Toledo y punto de encuentro y referencia para cientos de turistas. En la época medieval, la plaza de Zocodover también era el centro neurálgico de la vida social. Hoy en día el histórico reloj sobre el Arco de la Sangre da la hora a todo el que pasa por la plaza, donde se celebran varias ferias como la del libro.