5 lugares secretos en Toledo

Si vas a visitarnos o ya has venido varias veces seguro que quieres conocer lugares alejados de los tradicionales circuitos y lugares masificados. Por eso hoy te vamos a recomendar algunos de éstos que harán de tu visita una experiencia inolvidable:

Convento de Santo Domingo y momia de Sanchito

El primero se puede visitar sólo en horario de misa pero merece la pena perderse por sus alrededores. En cuanto a la momia , desde Misterios de Toledo nos cuentan que Sancho de Castilla y Sandoval, hijo de Pedro I “El Cruel”, tenía apenas siete años cuando murió en la fortaleza de Toro (Zamora) a la corta edad de siete años. No estaba claro el motivo de su muerte, aunque siempre se barajó que fue envenenado por Enrique de Trastámara, hermanastro de su padre y a quien asesinó para arrebatarle su trono. Viendo en el pequeño un posible obstáculo para la sucesión pudo acabar con su vida, a pesar de que el pequeño Sancho no era el primogénito de su padre. Los restos del malogrado Infante fueron trasladados al Monasterio de Santo Domingo el Real por orden de su hermanastra, María de Castilla, que también era priora de este convento toledano.

Visitar el archivo municipal

Situado en la confluencia de la Calle de la Trinidad con la plaza del Salvador. Alberga diferentes fondos documentales desde el 1136 a la actualidad.

Buscar el Pozo Amargo y leer su triste leyenda

“Cuenta la leyenda que un joven cristiano y una bella judía se enamoraron. Cada noche se reunían junto al pozo. Pero era un amor imposible, ya que una judía no se podía casar con un cristiano. El padre de la joven mató al cristiano. Y ella desconsolada iba cada noche a llorar al pozo…y tantas lagrimas vertió que el agua del pozo que era dulce se convirtió en agua amarga.”

Iglesia de San Román

Actualmente alberga el Museo de Concilios y Cultura Visigoda. Cimacios, capiteles, relieves, objetos epigráficos, pinturas, documentos históricos y orfebrería. Ajuares procedentes de la necrópolis de Carpio de Tajo. Y reproducciones  de coronas votivas de los reyes visigodos Suintila y Recesvinto halladas en Guadamur en el siglo XIX y pertenecientes al Tesoro de Guarrazar.